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Ronin comenzó siendo un fracaso
04/04/2005 Por: Teto

Ronin

Cada reedición de un cómic nos recuerda lo rápido que caducan las obras en este medio. Y es que, da miedo pensarlo, pero es muy fácil que exista una generación de lectores que, de ese gran maestro que es Frank Miller, sólo conozca sus últimas y más mediocres producciones.

Afortunadamente, tenemos las reediciones del trabajo de Miller en Daredevil y, como en el caso que ahora nos ocupa, esa colosal obra que es Ronin.

Este cómic que estáis viendo, cuando se publicó allá por el 83, fue un rotundo fracaso de ventas. En pocos meses fue saldado y una parodia de Ronin realizada por una tal Easteman y Laird se convertiría, paradójicamente, en un éxito de ventas: esta parodia era "Las Tortugas Ninja".

Visto así, parece que Ronin pasó desapercibido y sin ninguna repercusión. Nada más lejos de la realidad. Para el mundo editorial y artístico fue, tal vez, la convulsión más importante de los 80. Sí, sí, más que el Watchmen o el Dark Knight del propio Miller.

Ronin era una excentricidad comenzando ya por su formato: el denominado "formato prestigio". Tras dicha palabreja lo que se esconde son las técnicas de impresión del álbum europeo, pero para una industria como la de los comic books, aquello era algo inaudito y carísimo. Daba igual. Miller se había embarcado en la aventura de su vida y DC no le iba a poner ninguna traba.

Así, gracias al formato prestigio Miller se permitió un tratamiento del color (obra de la estupenda Lynn Varley) diametralmente opuesto al de los comic books del momento. Pero esto es sólo un detalle más dentro de "Ronin".

Este cómic es un tour de force donde Miller prueba absolutamente TODOS los recursos existentes. No es nada exagerado decir que "Ronin" es uno de los más completos diccionarios de narración en viñetas jamás publicado: junto con los hallazgos de Daredevil (claramente reminiscentes de Will Eisner), Miller introduce sin pudor todo tipo de recursos del manga y del comic europeo logrando una deslumbrante síntesis.

Cada número tiene una técnica distinta de planificación y hasta de entintado, oscilando éste desde las rayas de su última etapa en Daredevil hasta un bloqueado claramente deudor de su amigo Klaus Janson.

La historia de Ronin es compleja, posee muchos niveles de lectura y abunda en todo tipo de sofisticados trucos narrativos, especialmente una página desplegable final grabada a fuego en la retina de todos los lectores.

¿Es entonces, Ronin, la mejor obra de Miller? En absoluto: Ronin es, como todas las obras desmesuradamente ambiciosas, un trabajo imperfecto, desequilibrado, vacilante en ocasiones. Pero, sin duda, es una de las obras de arte más apasionantes que jamás se hayan visto.

A lo largo de sus seis números, que Norma recopila en un lujoso volúmen, estamos viendo a un artista que no conoce límites, que busca su obra total.

Sólo a la luz de ese gigantesco esfuerzo de prueba y error se puede entender que Miller realizase, justo a continuación, sus dos trabajos más redondos: el Regreso del Señor de la Noche y, sobre todo, Batman: Año Uno con dibujo del genial David Mazzucheli.

Así que ya sabes, el precio no es una excusa para no hacerse con este "Ronin". En cuanto lo leas, comprenderás por qué tantos grandes autores tienen esta obra permanentemente en su mesilla de noche.

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